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Ya las fotos listas, ya los recuerdos incompletos. Ya los sueños en la almohada, ya los besos extrañados. Uno sigue y la vida se detiene a pensar si falta algo por dejar, y en realidad la que se quedó fue ella (la vida) por dudar conmigo. Yo continuo escribiendo mientras envuelvo las hamacas, doblo las hojas y mientras lucho contra la música cerrando fuerte los ojos. Qué podría hacer un joven lleno de energía como yo con tan complejo laberinto de cabello canoso de noche, negro de día, gris en público. Tal vez sólo deba mirar de lejos, como los horizontes miran a los ojos y las lágrimas sienten a la tierra. Conectados… los que corresponden mensajes sin responder los besos, sin voltear a ver los recuerdos, los abrazos, los acuerdos, pero esos que no se dijeron en mexicano, sino en Cenote, que agua habla, que a viento sabe y acento de hoja seca tiene. Me tragaré con matcha esos “te amo” que quieren existir, seguro así el sabor a limón desaparezca por completo algún día de éstos o a