pag 11

Desde un reflejo que se muestra solitario y me recuerda a las invisibles y muy bien hechas enanas-blancas, pasando por la principales estrella de éste sistema solar, ahora viendo flamencos, aguas rosas, tu reflejo en mis manos de sal. Todo me recuerda a un ligero pasado, hace días que te pensaba que te extrañaba gritando, ahora que Lulú vino a visitarme me he vuelto feliz y nostálgico por no tenerte allá dentro. Tonto el que puede ser dos sentimientos, uno autocrítico otro más ridículo. Que cielo tan hermoso éste lleno de nubes color helado de coco. Ese que te lleve por primera vez.
Nos queremos ver, pero cuando sucede no sabemos cómo reconocernos. Nos hacen falta manos, palabras, abrazos. Tiempos. Y a mí tal vez edad.
Nos miramos como si no se hubiera dicho nada ayer, ayer que te dije que estaba, que seguía enamorado de ti.
Después del beso en la mejilla nos alejamos como se supone debe ser esto de no estar-juntos, rápido, sin miradas sobre el hombro, sin gestos de vida.
A veces, pocas pero, siento pasar el tiempo y sí puede que sean veces. Siento esa timidez de adolescente, cómo puedo estar cerca, tocar a la mujer (im)perfecta desde los pies hasta el alma como dice el poema, bella como ningún otra; si, si parece que estoy enamorado y dormido, relajado y entusiasmado, sentado, pensativo, recordándote, confundido y olvidándome. Cómo puedo estar aquí, después de tantos pensamientos y muchos días, estar aquí sentado junto a ti, sonriendo, declamando instintivos poemas con la mirada y escuchándolos a lo lejos fuera de nuestro extraño y ocre violáceo (no) amor. Esta cápsula hecha de nosotros que bien podría tener el tamaño de un planeta o ser un planeta dentro de una galaxia; se ha roto antes, es por eso que los rayos de la luna han entrado y acá dentro en éste cielo no hay noche brillosa hoy. Que riesgo éste de estar amando a escondidas y verte de vez en cuando para decírtelo
por mensajes cuando te encuentro, que miedo éste de saber nadar y no poder ahogarme como las novelas dicen. Que miedo sentir esta confusión creada del miedo, por verte, por tenerte, por pensarte de noche con eso que has metido tanto a mi mente, tu amor con ese otro ser inexistente, que ahora dudo si es menos de uno o más de dos, sin llegar a tres. Confusión que llegó desde la cocina, pasó por tu ombligo y llegó hasta la almohada.

Comentarios