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Por alguna y muchas razones ya no salen las palabras, los poemas. Te observo leerme “el cielo es azul, la tierra blanca”, y suspiro pero continuó respirando como si estuviera vivo, nada se detiene y desgraciadamente todo continúa, te observo de perfil, nos tomó fotos sin que te des cuenta, te miro esa nariz encantadora, grande tan tuya y tan señaladora de pendientes, te observo los lunares, la piel, las pestañas largas, los labios y los besos nunca llegan, ni en ideas ni en palabras, ni en recuerdos, ni en pétalos, lo que decimos es inercia de vida y eso todavía no nos gusta, lo que hacemos es estar-juntos y eso no lo sabemos hacer.
Egoístas, miedosos, ajenos y diferentes porque yo soy hombre y tu aquella mujer.
Te busco con la mirada para que el anzuelo funcione. Quiero enamorarme de ti. Ésta vez para adornar mi realidad e irme a tu lado atiborrado de esos colores que contrastas antes de irte a dormir también, o tal vez para asustarte y que te des cuenta que podría enamorarme de ti una y otra vez por toda la vida (llevo tres en cinco meses) y te alejes para protegerme porque el cariño que me has expresado es incomprensible para los extraños, esos extraños que te importan si te miran y que no influyen en tu vida. Alimentó necesario por correspondencia biológica, innecesario por planetas. Pero no se engancha el anzuelo, ni con tus caderas, ni con tu maraña de cabello, ni con tus largos dedos de los pies, aún el Lassi de apio de la mañana lo intenta sin éxito. Creo que aprenderé a pescar con red.
El arpón es más bien para los… los hombres que te gustan y deseas que te cacen.
Ésto de ser nada juntos está por terminar, la lluvia lo presiente, la tierra absorbe y mis ojos. Ellos solo duermen…
Te voy a extrañar cada vez que vea mi pecho, hermosa Garza del tipo Avila.





Espera…

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