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Mitad de agosto y ya perdí la cuenta de las veces que me he enamorado de ti Pola. Me echo porras diciéndome que mejor borremos el pasado y que esta sea la primera (otra vez), pero también tengo miedo, porque tengo que irme a otro lugar para poder saltar lejos; y sí te voy a extrañar en una ciudad pequeña quiero que lo sepas.
No he vencido el miedo, sólo aprendí a convertirme en él cuando me conviene, nunca me controla, eso le hago creer y eso me enseñó la Garza de mi pecho la semana pasada cuando no estabas a mi lado. Pienso en el futuro, semanas adelante y la nostalgia me quema el alma como esas gotas de miel para los ojos; dolor que se confunde con la dependencia del sentido de ver, con el sentido de percibir… un amor de cama para compartir. Meditamos por nuestras madres por la noche, desayunamos juntos por la mañana, nos mensajeamos lejos, nos abrazamos cerca, nos callamos con silencios en la cocina y nos drogamos la vida con miradas para no desesperarnos en ésto del amor y la pasión, en ésto del dolor y la desesperación. Con prejuicios.
Yo te amo.
Y podría pasar el resto de mi vida a tu lado.
Compartir gastos.
Salir los fines de semana.
Complacerte en lo saludable.
Amarte con todas mis ganas.
Porque yo te amo.
Y podría pasar el resto de mi vida a tu lado
Porque yo…
...siempre te voy a amar Paola.

 

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